Lunes 15 de
septiembre de 2014 – 03:10 PM
H. Roberto
Herrera Cáceres
Comisionado
Nacional de los Derechos Humanos
“El Estado de Honduras es uno de los
principales de nuestra República de Centro América. Caracteres grandes lo
distinguen de los otros Estados. La naturaleza parece destinarlo a ser de los
más ricos y poderosos entre todos los del nuevo mundo”. (José Cecilio del
Valle, 1825)
La
Patria es la expresión de la Honduras por todos y todas compartida, de nuestra
tierra y sus recursos naturales y de nuestro compromiso inter-generacional de lograr
y promover incesantemente vida digna para todos los habitantes, por medio del
acceso al trabajo decente que les permita la utilización racional de los
recursos naturales y su contribución a la producción y distribución equitativa de
la riqueza nacional.
El
Sabio Valle describió a la Nación como “familia de hermanos”, expresando la
solidaridad y unidad constante que debe
vincularnos, y por eso señaló que: “El principio grande de la ciencia social
consiste en formar un espíritu único de los espíritus diversos de una nación…y
la divisa de los gobiernos benéficos es unir a los hombres, así como la de
dividirlos es de los despóticos”. “
Ese
espíritu único o unidad de la Nación es factor determinante del progreso de los
países, al que el Sabio Valle agregaba el buen gobierno. Hoy, con esa
connotación, utilizamos conceptos que reflejan la necesidad de la cohesión
social, ciudadanía activa, gobernanza o buena gobernabilidad.
En
todo caso, contrario a toda idea de patria es el fomento de la división y el
odio entre los habitantes, pues debilita la pujanza de la acción colectiva
nacional hacia el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de todos y
todas.
El
presente y porvenir de la Patria demandan la unidad solidaria de la Nación,
pueblo o sociedad y del Gobierno, para
eliminar las causas estructurales de la pobreza, exclusión social,
discriminación, violencia, delincuencia, degradación del medio ambiente e
insuficiente desarrollo humano. Causas que constituyen violaciones de derechos
humanos de la mayoría de nuestra población y que necesitan de acciones de
reparación mediante la creación de posibilidades reales y permanentes de acceso
a mejores condiciones de vida y de trabajo.
Ante esa realidad,
la Nación hondureña debe luchar e ir hacia el reencuentro de su unidad en aras
de su libertad y bienestar,sabiendo que, tal como lo proclaman los Pactos
internacionales de derechos humanos: “Todos los pueblos tienen el derecho de
libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su
condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y
cultural. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer
libremente de sus riquezas y recursos naturales…En ningún caso podría privarse
a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”
La Constitución
de la República y la Ley para el Establecimiento de una Visión de País y la
adopción de un Plan de Nación para Honduras, nos recuerdan constantemente el
valor superior de nuestra Patria. Bienvenidos todos los acuerdos
complementarios que sea considerado útil lograr, pero no olvidemos que lo más
importante es cumplir tanto con el compromiso histórico que ya tenemos de vivir
juntos y trabajar unidos, como con la pronta acción solidaria de la ciudadanía
conla del Gobierno central y local para que, con seguridad democrática, todos y
todas podamos progresar económica, social y culturalmente.
A ese
entendimiento histórico y comprensión intelectual tenemos hoy que agregar la
necesidad de un más profundo compromiso ético de gobernantes y gobernados, a
evidenciarse con políticas y acciones eficaces para volver al camino cierto
hacia el desarrollo sostenido y sostenible.
El desarrollo es
un derecho humano fundamental y la base más confiable para restablecer
totalmente la seguridad y la paz en Honduras. Para avanzar hacia su logro, se
requiere desplegar toda la fuerza de la energía e iniciativa de la población,
atendiendo también a los más desfavorecidos que son ya grupos y sectores
vulnerados en sus derechos humanos que tienen derecho a políticas estatales que
les den igualdad de oportunidades y posibilidades. Nadie debe quedarse atrás,
todos debemos ir adelante, en la vanguardia de la dignidad humana, avivando el
crecimiento económico inclusivo como motor de la prosperidad de toda nuestra
sociedad.
En suma, tenemos
que evidenciar nuestra voluntad y capacidad de establecer y ejecutar nuestros
propios objetivos de desarrollo y nuestras prioridades nacionales, así
como de sustentar firmemente nuestro
interés nacional de lograr una mejor armonización,
coherencia y coordinación con la comunidad internacional de cooperantes, para
que nos faciliten avanzar digna y soberanamente hacia el logro de nuestro
bienestar.