Viernes 18 de julio de 2014 – 03:10
PM
- El pasado 15 de julio, los familiares de 8 los hondureños, muertos
violentamente hace más de 26 meses en Nuevo León, México, se reunieron con el
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres, quien ha
hecho las gestiones correspondientes para darles un recibimiento digno
Tegucigalpa, Honduras – Los restos de 8 hondureños que fueron
ejecutados en mayo del 2012, en la masacre de Cadereyta, Nuevo León, México, serían
repatriados la próxima semana y enviados
a sus lugares de origen en Honduras, informaron fuentes ligadas a sus
familiares.
Sin precisar la fecha en que serán repatriados, los familiares
esperan que los restos de sus seres
queridos sean tratados con toda la
dignidad que se merecen.
Entre las víctimas figuran Fabricio Anabel Suazo, Javier Edgardo
Tejeda, Ramón Antonio Torres, Mauricio Francisco Suazo, Elmer Said Barahona,
todos originarios del departamento de La Paz.
A la lista se suman Heber Josué Gonzalez y José Enrique Velásquez, de
La Villa de San Antonio, Comayagua y Leonel Dagoberto Rivera, de San Esteban,
Olancho.
Los 8 migrantes hondureños
fueron ejecutados el 13 mayo del 2012, en la masacre de Cadereyta, Nuevo
León, México, donde murieron en forma violenta otras 41 personas.
“Sabemos que ha pasado mucho tiempo desde su muerte y que posiblemente
sus cuerpos estén mutilados, sin embargo, exigimos que los restos de nuestros
familiares sean repatriados en ataúdes
normales para poderles dar un entierro digno”, dijo Patricia Suyapa Suazo,
pariente de una de las víctimas.
El pasado 15 de julio, los familiares de 8 los hondureños, muertos
violentamente hace más de 26 meses en Nuevo León, México, se reunieron con el Comisionado
Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres, quien ha hecho las
gestiones correspondientes para darles un recibimiento digno.
Se espera que los cuerpos de los 8 hondureños sean repatriados
la próxima semana como se lo han asegurado a los familiares de las víctimas
tanto autoridades hondureñas como de México.
Herrera Cáceres considera que se les debe dar una repatriación
digna, lo más pronto posible, para
satisfacción de sus familiares.
En su criterio cualquiera que
haya sido la circunstancia, son seres que murieron con toda su dignidad y los
hondureños así debemos recibirlos como tal.
En su visita al CONADEH, los familiares denunciaron el trauma que han tenido que vivir durante más de 26 meses en espera que los
restos de sus parientes sean repatriados de México.
Al parecer, retrasos administrativos para el proceso de exhumación
impidió que a la fecha los familiares no
hayan recibido los restos para darles cristiana sepultura.
Vitalina Velásquez, pariente de una de las víctimas reveló que debido
a esa situación traumática su salud física y mental y la de los otros familiares se
han deteriorado durante estos 26 meses de espera, angustia y dolor.
La misma situación enfrenta
Adela Zelaya, madre de otra de
las víctimas, quien con sus ojos llenos de lagrimas relató los momentos
difíciles que está pasando, de dolor y
angustia por la muerte violenta de su ser querido.
El 17 de diciembre del 2013, en el consulado de México en Tegucigalpa,
los familiares de las víctimas fueron notificados de la identificación de sus
familiares a través del resultado del ADN.
Las notificaciones fueron realizadas en el marco del convenio de
colaboración para la identificación de los restos localizados en San Fernando,
Tamaulipas y en Cadereyta, Nuevo León que se llevó a cabo por conducto de una
comisión forense integrada por la Coordinación General de Servicios Periciales
y un Equipo Argentino de Antropología Forense.
Dicho convenio, suscrito por la Procuraduría General de la República
en conjunto con diversas organizaciones de la sociedad civil, fue publicado el 04 de septiembre de 2013 en
el Diario Oficial de la Federación, en México.
El objetivo principal del convenio era identificar y determinar la causa
de muerte de diversos restos que pudieran estar relacionados con homicidios de
migrantes, como los 72 localizados el 23 de agosto de 2010 en San Fernando
Tamaulipas.
Además, un mínimo de 193 restos localizados entre abril y mayo de 2011 en fosas clandestinas de
San Fernando, Tamaulipas y los 49 cuerpos localizados en Cadereyta, Nuevo León,
el 14 de mayo de 2012
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