Lunes 07 de julio de 2014 – 9:00 PM
Si el
reciente logro de Jaime Sánchez y Pablo San Emeterio, dos conocidos hackers
españoles, se trasladara a un escenario previo a Internet, el del correo de
papel, sería más o menos así: encontraron un modo de interceptar los sobres
cuando están camino a su destinatario, borrarles con cuidado los datos del
remitente y escribir los de cualquier otro, sin tachaduras, sin marcas, un trabajo
bien hecho. Sánchez y San Emeterio podrían hacerle creer a cualquier persona
que ha recibido una carta de cualquier otra. Algo así hicieron, pero con los
mensajes de WhatsApp.
Los hackers españoles, cuenta el diario El País de Madrid, encontraron el modo de
vulnerar la seguridad del mensajero instantáneo y, por primera vez, modificar
el número telefónico de origen de los mensajes sin dejar rastros. Estos
expertos en seguridad informática lograron que un mensaje que parte del celular
“A” hacia el celular “B” pueda ser interceptado y modificado, para que llegue a
su destino (“B”) como proveniente de cualquier otro número (sea “C”, “D”, “E”,
el que ellos quieran).
De este modo, quien tenga los conocimientos
necesarios, podrá enviar cualquier mensaje a quien quiera y hacerlo pasar por
enviado por cualquier teléfono. Y para esto solo es necesario conocer los
números de los teléfonos involucrados. Eso sí, aunque sea posible, al parecer
hacerlo no es cosa sencilla y requiere conocimientos avanzados en seguridad informática.
Consultado sobre el asunto por el sitio Softonic, Jan
Koum, máximo responsable de WhatsApp, le restó trascendencia y argumentó que,
en todo caso, la alteración de los mensajes se hace sobre el teléfono del
destinatario y no a través de los servidores de la empresa. Respuesta que sonó
poco satisfactoria a varios expertos en seguridad informática, ya que no niega
que el engaño sea posible.
Cristian Borghello, especialista en seguridad
informática, le dijo aClarín que el incidente es una prueba más del
bajo nivel de privacidad y seguridad de sistemas como WhatsApp, que aunque son
muy fáciles de usar no son recomendables, en su opinión, para intercambiar
datos críticos.
La falta de certeza sobre el verdadero remitente de un
mensaje de WhatsApp, entre otros inconvenientes, podría dificultar el uso de
esos mensajes como prueba en causas judiciales. Sobre esto, Gustavo Tanús,
abogado especialista en nuevas tecnologías, le dijo a este diario que en el
país, en un juicio, un mensaje de WhatsApp o de un servicio similar no tiene el
peso de una prueba de por sí si no cumple antes una serie de requisitos legales
y técnicos, que no siempre logran completarse.
Pero sí está claro, señaló Tanús, que quien llevara a
cabo un reemplazo de remitente de un mensaje de WhatsApp estaría haciendo algo
que es ilegal en la Argentina.
WhatsApp tiene unos 500 millones de usuarios en todo
el mundo y un tráfico diario de unos diez mil millones de mensajes. En la
Argentina es el mensajero instantáneo más usado y fue adoptado por millones de
usuarios como una alternativa a los SMS. En una de las operaciones más
resonantes de los últimos tiempos, la empresa fue adquirida meses atrás por
Facebook por un total de cerca de 19.000 millones de dólares.
Con información de El Clarin
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