Martes 10 de junio de 2014 – 12:25 PM
NUEVA YORK, 10 de junio de 2014 – “UNICEF acoge
con satisfacción la labor de socorro urgente llevada a cabo por el Gobierno de
los Estados Unidos para hacer frente a un aumento sin precedentes en el número
de niños no acompañados que tratan de entrar en los Estados Unidos, procedentes
en su mayoría de América Central.
Según los datos del Gobierno de los Estados Unidos,
más de 47.000 niños no acompañados han sido detenidos en la frontera
sudoccidental en los últimos ocho meses, casi más del doble del número de niños
detenidos entre octubre de 2012 y septiembre de 2013. La Agencia de las
Naciones Unidas para los Refugiados estima que por lo menos otros 10.000 niños
intentarán entrar sin sus padres en los Estados Unidos antes de finales de
septiembre.
Un aumento en el número de niñas entre los niños
migrantes resulta preocupante. Las niñas y los niños más pequeños son los más
vulnerables y requieren una protección especial. En cierta medida, es un dato
tranquilizador saber que las actividades de socorro servirán para
proporcionarles vivienda, alimentación, atención médica, asistencia jurídica y
educación adecuadas.
Hay pruebas claras y convincentes –incluido el
reciente informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados, Children on the Run (Niños que huyen), así como
varios estudios realizados por UNICEF en diferentes países de América
Central– que demuestran que hay diversos “factores de expulsión” que
explican por qué estos niños se ven obligados a huir. Con frecuencia escapan de
la persecución por parte de bandas y otros grupos delictivos, de la brutalidad
y la violencia que existe en sus propias comunidades e incluso en sus hogares,
así como de una situación persistente de pobreza y desigualdad. Esos fenómenos
afectan a los países de toda la región, a medida que aumenta el número de niños
que se embarcan a menudo en viajes peligrosos y que ponen en riesgo sus vidas
para buscar fuera de sus países la seguridad y la protección que necesitan.
Resolver las necesidades de estos niños migrantes
–algunos de los cuales apenas tienen edad suficiente para caminar– exige
medidas firmes de coordinación y cooperación a través de las fronteras por
parte de los funcionarios de aduanas y de los encargados de hacer cumplir la
ley, así como de los cuidadores y del público en general que podrían entrar en
contacto con estos niños.
UNICEF hace un llamamiento a los gobiernos de los
países de donde huyen estos niños –México, El Salvador, Guatemala y Honduras,
todos ellos signatarios de la Convención sobre los Derechos del Niño– para que
hagan todo lo que esté a su alcance para proporcionar a los niños en sus
propios países el apoyo, la atención, la protección, la educación y las
oportunidades de preparación para la vida activa que necesitan con tanta
urgencia.
“En todas sus acciones en favor y en nombre de los
niños, las autoridades deben guiarse por el espíritu y los principios de la
Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre el Estatuto de los
Refugiados. Por encima de todo, su responsabilidad es actuar teniendo en cuenta
el interés superior del niño.”
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