Un estudio
llevado a cabo por la Universidad McGill de Montreal (Canadá) ha analizado,
mediante un experimento con ratones, la influencia del dolor en la libido,
concluyendo que los machos siguen tratando de copular aun cuando estén sintiendo
dolor; mientras que las hembras, al sentir dolor, quedan disuadidas por
completo.
Los investigadores
trataban de averiguar cómo afectaba el dolor al deseo sexual. Para ello seleccionaron a un grupo de
roedores sexualmente compatibles que fueron separados individualmente. A
cada “pareja” le separaba únicamente una pequeña puerta por la que el ratón
hembra podía pasar para ir a la habitación del macho; el tamaño de la puerta
fue diseñado para que el macho, que tiene un tamaño más grande que la hembra,
no pudiera cruzarla.
Tras esto,
los científicos inyectaron una pequeña dosis de compuestos inflamatorios en la cola, los pies o
los genitales a ambos sexos cuya sensación principal sería un dolor como
el que produce una quemadura solar. Los ratones hembra cruzaron la puerta
un 50% menos de veces que antes de sentir dolor, lo que implicaba una
disminución de su motivación sexual. Sin embargo, al modificar la ubicación de
los ratones, eliminando la puerta de acceso a ambas jaulas, los ratones
machos deseaban tener tantas relaciones sexuales como cuando sentían
dolor, es decir, no hubo ningún tipo de cambio de conducta sexual con o sin
dolor. El apetito sexual era exactamente el mismo.
Las
conclusiones del estudio, cuyos autores extrapolan a la conducta de los seres
humanos, han sido publicadas en la revista Journal of Neuroscience y no
han tardado en encontrar enemigos. El neurocientífico de
la Universidad de Rutgers (EEUU) ha afirmado que “la reivindicación de una base
evolutiva de la conducta sexual basada en un estudio con ratones trivializa la
rica complejidad de la conducta humana”.
Fuente:
muyinteresante.es
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