Bilbao (España) (AFP)
Decenas de miles de manifestantes desfilaron el sábado en la
noche por las calles de Bilbao, en el País Vasco, en un desafío lanzado a
Madrid después de la prohibición por la justicia de una movilización de apoyo a
los presos del grupo armado ETA.
A pesar de que se había decidido realizar un desfile en
silencio, los manifestantes corearon gritos de "¡presos vascos, a
casa!", mientras que las familias de éstos fueron aplaudidas a su paso,
emocionadas, luciendo sus miembros pañuelos blancos ceñidos al cuello.
Bajo la consigna "Derechos humanos, acuerdo, paz",
los nacionalistas del PNV se unieron en las calles a los independentistas, pese
a sus divergencias, en respuesta a la decisión de la Audiencia Nacional de
prohibir una manifestación organizada por otro colectivo a favor de los presos
de ETA.
El PNV se unió así por primera vez desde 1999 a una
manifestación de los independentistas.
Esta respuesta común de dos corrientes políticas que
representan más de la mitad del electorado del País Vasco español, tiene lugar
tras prohibirse una manifestación contra la "dispersión" de los
militantes separatistas presos.
"Ante esa prohibición que supone también una agresión a
la libertad de expresión, partidos políticos y sindicatos que representan la
mayoría política de ese país decidieron que había que convocar esa
manifestación en primer lugar para defender ese derecho a la libertad de
expresión", declaró Pernando Barrena, portavoz del partido independentista
de izquierda Sortu.
Por su parte, el portavoz del gobierno regional, Josu
Erkoreka, había calificado de "muy grave, e incomprensible para el pueblo
vasco" la decisión del magistrado que prohibió el acto.
El acercamiento de los presos militantes de ETA al País
Vasco, actualmente unos 520 dispersos en cárceles de toda España y Francia,
constituye una de las reivindicaciones históricas de la organización
separatista y de la izquierda independentista vasca. Tras el abandono de la
lucha armada, el 20 de octubre de 2011, este asunto, muy delicado, se ha
revelado clave en la oposición entre ETA y el gobierno central, en Madrid.
"Derechos humanos, acuerdo, paz"
"Nos han impuesto una doble pena", declaraba
Itziar Goienetxia, una mujer de 52 años de edad, cuyo marido está preso desde
hace once años cerca de Cádiz, en Andalucía (sur), ciudad-puerto diametralmente
opuesta al País Vasco en la geografía española.
"Yo vivo en Pasajes, cerca de San Sebastián",
decía la mujer, quien se desplazó a Bilbao para este manifestación. "Cada
quince días tengo que recorrer 1.200 kilómetros para ir a verlo, y otros 1.200
para regresar. Todo eso para pasar 40 minutos detrás de un vidio, y después una
hora y media cara a cara con él", añadió.
"Esta manifestación me parece muy importante, es un
paso hacia la solución al problema del País Vasco, puesto que se trata de la
unión de las fuerzas nacionalistas e independentistas", lanzó María Jesús
Etxebarria, una jubilada de 73 años, llegada desde San Sebastián.
Pero, para Asunción Aranburu, la suerte de los presos vascos
era el real meollo de la movilización.
"El eslogan cambió, pero es el de los derechos humanos,
de la paz y resolución del conflicto. Y, los derechos de los presos se
inscriben en éstos", subrayó esta mujer de 49 años, quien también debe
viajar unos 1.400 kilómetros para poder visitar a su marido en prisión durante
algunos minutos.
En vísperas, el juez de la Audiencia Nacional (principal
instancia penal española) Eloy Velasco había "prohibido" esta
manifestación por considerar que el grupo de apoyo a los presos, Herrira,
desmantelado en una operación policial el 30 de setiembre pasado, y cuyas
actividades han sido suspendidas durante dos años por la justicia española,
está detrás de los organizadores de la marcha.
Esta prohibición por parte de la justicia, llevó a varios
partidos vascos, críticos con esea decisión, a convocar otra movilización
diferente con el lema "Derechos humanos, acuerdo, paz", que tuvo
lugar en la jornada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario