Roma (AFP)
Militantes y simpatizantes del principal partido de la
izquierda italiana, el Partido Demócrata (PD), eligen este domingo a su nuevo
líder en unas elecciones primarias en las que el alcalde de Florencia, el
centrista Matteo Renzi, parte como máximo favorito.
Ante el desapego de los italianos por la política, los
organizadores temen que la participación sea menor que en las anteriores
primarias, las de 2009, en las que Pierluigi Bersani fue elegido líder del PD;
y las de finales de 2012, que lo entronizaron como candidato a primer ministro,
en las que participaron tres millones de electores.
Bersani desapareció del paisaje político desde el fracaso
del centro izquierda para asegurarse una mayoría clara en el Parlamento en las
legislativas de febrero, lo que le obligó a aliarse a la derecha para gobernar.
En los últimos meses, fue sustituido por el exsindicalista Guglielmo Epifani.
La votación de este domingo, organizada en 8.800 sedes
locales o en carpas instaladas en plazas, comenzó a las 7H00 GMT y termina a
las 19H00 GMT.
Para animar a la participación, los no inscritos al PD, los
jóvenes desde los 16 años y los italianos residentes en el extranjero podrán
votar también.
Hay tres candidatos en liza: Matteo Renzi, de 38 años y
alcalde de Florencia, del ala cristiano-demócrata; Giuseppe 'Pippo' Civati, de
38 años y quien también representa a la izquierda renovadora; y Gianni Cuperlo,
un hombre del aparato del PD, originario de Trieste y de 58 años.
Todos los sondeos presentan a Renzi como vencedor, con una
horquilla de entre el 56% y el 62%, mientras que a Cuperlo le conceden entre un
28% y un 34% y a Civati, entre un 6% y un 12%.
Se considera que estas primarias son importantes porque
podrían decretar una nueva metamorfosis del PD, heredero del antiguo Partido
Comunista italiano, e influirán en el futuro del Gobierno del primer ministro,
Enrico Letta.
Poco conocido hasta hace un año, cuando desafió a Bersani en
las primarias, Renzi se sitúa a la cabeza de los sondeos de popularidad,
recabando intenciones de voto también desde la derecha. "El PD quiere
comenzar a ganar (las elecciones), no se conformará con el premio de la
crítica", dijo en un último mitin el sábado por la noche.
Durante toda su campaña, con el eslogan "cambiar de
sentido", también ha lanzado reproches al Gobierno de izquierda-derecha de
Enrico Letta.
Algunos, como Silvio Berlusconi -quien recientemente perdió
su puesto de senador- apuestan por una ruptura entre Letta y Renzi, miembros
del mismo partido, y sueñan con nuevas elecciones legislativas.
Pero Francesco Lo Sardo, editorialista de Europa,
publicación oficial del PD, tiene otra hipótesis: Letta y el presidente Giorgio
Napolitano querrían "poner a Renzi en el motor para transformar el
vehículo autoritario del gobierno en un bólido que haga comer polvo a
Berlusconi y (Beppe) Grillo", excómico y líder de un movimiento contestatario
antiausteridad.
El miércoles, Letta debe presentarse ante el Parlamento para
confirmar su mayoría, después de que Berlusconi y otros miembros de la derecha
se pasaran a la oposición. El voto se prevé una formalidad, puesto que el
Ejecutivo sigue contando con el apoyo de una cincuentena de parlamentarios
reunidos bajo el estandarte del Nuevo Centro Derecha, de Angelino Alfano,
exdelfín de Berlusconi.
Pero Letta podría aprovechar la ocasión para acelerar las
reformas institucionales (reducción del número de parlamentarios, nueva ley
electoral) y económicas para relanzar el mercado de trabajo ante una tasa de
desempleo de más del 12%.
Para Giacomo Marramao, profesor de filosofía política, es
muy poco probable que Renzi adopte una estrategia de ir hasta el punto de la
ruptura. "Como secretario general del principal partido italiano, puede
aconsejar al gobierno y cambiar la agenda, al menos parcialmente. Hacerle caer
sería un problema enorme, porque eso llevaría a los italianos, que ya están
desmoralizados, al desasosiego".
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