Pretoria (AFP)
Pretoria, la capital blanca del régimen del apartheid, verá
este miércoles desfilar por sus calles el cuerpo del primer presidente negro de
Sudáfrica, Nelson Mandela.
Miles de personas saldrán a las calles para presenciar el
cortejo fúnebre, que recorrerá los seis kilómetros que separan el hospital
militar Uno hasta el edificio de la Unión, donde se instalará la capilla
ardiente.
El gobierno no ha dado detalles sobre el dispositivo que
acompañara al cuerpo del líder fallecido el jueves a los 95 años, pero se
presume que el cortejo irá a paso ligero porque recorrerá los seis kilómetros
en una hora.
Pretoria es una de las tres capitales de Sudáfrica y ahí se
encuentra la administración (Ciudad del Cabo alberga el poder legislativo y
Bloemfontein el judicial).
Pero no ha logrado desprenderse de la asociación con el
apartheid porque esta ciudad de 740.000 habitantes es la ciudad afrikáner y
blanca por excelencia del país, con calles todavía dedicadas a algunas de las
figuras más sórdidas del régimen racista.
De hecho, el gobierno del Congreso Nacional Africano libra
una batalla discreta para que el mundo la conozca con el nombre de Tshwane, que
abarca una extensión más amplia.
Así, el paseo funerario del primer presidente negro cobra un
valor simbólico y solemne hasta ahora ausente.
El recorrido de Mandela pasará por algunos lugares
importantes en su vida.
Como Freedom Park, el parque que inauguró en 1999 en
homenaje a la democracia llegada en 1994 con su elección.
O, más importante, el Palacio de Justicia, donde en 1963
compareció en el famoso juicio de Rivonia y en el que pronunció su discurso más
famoso: "He luchado contra la dominación blanca y la dominación negra.
Albergo el ideal de una sociedad libre y democrática en que todas las personas
vivan juntas en armonía. (...) Es un ideal que espero vivir para lograr. Pero
si es necesario, es un ideal por el que estoy preparado para morir".
Mandela fue condenado a cadena perpetua y pasó 27 años en la
cárcel tras aquel proceso.
Finalmente, el edificio de la Unión es el lugar en el que
juró como presidente el 10 de mayo de 1994.
Mandela murió el jueves por la noche y el martes fue objeto
del primer gran homenaje, en el estadio Soccer City de Johannesburgo.
Un homenaje deslucido por los abucheos al presidente Jacob
Zuma y la lluvia, y finalmente protagonizado por el estrechón de manos
histórico entre los presidentes estadounidense Barack Obama y cubano Raúl
Castro.
Un gesto atribuido al poder reconciliatorio de Mandela que
fue espontáneo, según la Casa Blanca, y que da esperanzas de una mejora en las
relaciones bilaterales, según medios oficiales cubanos.
Además, se realizó un pequeño homenaje en la prisión de
Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encerrado hasta su excarcelación en
1990. La historia entonces se aceleró: en 1994 fue elegido presidente y guió a
Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la
democracia multirracial.
"Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su
experiencia de convivir con diferentes razas, culturas y tendencias políticas,
para pedir la reconciliación", dijo en la ceremonia Lionel Davis, un
exprisionero.
Se ignora si algunos de los casi cien líderes mundiales que
asistieron al homenaje en Johannesburgo, o las celebridades como Charlize
Theron, Bono o Bill Gates, visitarán la capilla ardiente, que estará abierta
hasta el viernes.
El domingo Mandela será enterrado en Qunu, un poblado donde
pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre.
"Qunu era todo lo que conocía, y lo amé de la manera
incondicional en que un niño ama su primer hogar", explicó en sus
memorias, "El largo camino a la libertad".
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