Gaza
(Territorios Palestinos) (AFP)
El recuerdo
de Yaser Arafat, que según recientes análisis médicos falleció probablemente
por envenenamiento, pesa todavía mucho en las rivalidades políticas entre los
palestinos y en el conflicto con Israel nueve años después de su muerte.
En la Franja
de Gaza, el movimiento islamista Hamas, que gobierna el enclave palestino, no
autorizó que se celebraran actos conmemorativos este lunes, ante la falta de
acuerdo con Fatah, el movimiento de Arafat, sobre cómo recordarlo.
Un grupo
desconocido bautizado Tamarrod llamó por ello a manifestarse contra Hamas, pero
su convocatoria no fue seguida en Gaza, donde había una notable presencia
policial.
En Cisjordania,
administrada por Fatah, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas,
se comprometió en un discurso difundido el domingo por la noche a buscar
"toda la verdad sobre el deceso de nuestro dirigente Abu Amar (nombre de
guerra de Arafat, ndlr)".
El sobrino
del histórico jefe palestino Nasser Al Qidwa, presidente de la Fundación Yaser
Arafat, que acusa desde hace nueve años a Israel de haberle envenenado, declaró
este lunes que los recientes análisis que "descubrieron polonio" en
sus restos "reforzaba su convicción".
"Hay que
tomar una posición política clara condenando a Israel e imputándole la
responsabilidad", insistió, pocos días después de que unos análisis
médicos suizos y rusos mostraron la presencia de cantidades anormales de
polonio 210 en los restos de Arafat.
Los análisis
demostraron que Arafat "no murió de vejez, ni de enfermedad, sino por
envenenamiento", afirmó el viernes el doctor Abdalá Al Bashir, jefe del
equipo médico de la comisión de investigación, precisando no obstante que los
análisis no permitían determinar la causa de la muerte.
Un
"obstáculo para la paz"
"Si
Hamas estuviera tan preocupado por el martirio de Abu Amar, autorizaría las
ceremonias de conmemoración en Gaza", replicó el viernes el presidente de
la comisión de investigación palestina, Tawfiq Tiraui, señalando a Israel como
"principal y único sospechoso"
"Algunos
muertos tienen a veces un poder y una presencia que no tienen los vivos en el
poder", señaló la semana pasada una columnista del diario panárabe Alsharq
Al Awsat.
"Desde
su tumba, Arafat es capaz de cambiar el curso de los hechos en momentos
críticos", consideró, señalando la coincidencia en el tiempo de los
resultados con una visita del secretario de Estado estadounidense, John Kerry,
para salvar las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes.
Cuando aún
vivía, el Gobierno israelí y la administración estadounidense de la época
acusaban a Arafat de ser responsable de la violencia de la segunda Intifada,
que acabó de hecho en 2005, unos meses después de su muerte.
"Nueve
años después del asesinato de Arafat, calificado por Israel como un obstáculo
para la paz, nada ha cambiado sobre el terreno y ha llegado el momento de que
Israel comprenda que ningún palestino renunciará a las constantes nacionales
palestinas, que Arafat apoyaba", comentó el diario panárabe Al Quds Al
Arabi tras la publicación de los informes médicos.
La comisión
de investigación palestina mostró también su descontento con que el informe
médico no hubiera sido comunicado. "Francia sabe toda la verdad y los
detalles sobre el martirio de Yaser Arafat", insistió.
Las causas de
la muerte de Arafat, el 11 de noviembre de 2004 en un hospital militar francés,
no han sido aclaradas y muchos palestinos sospechan que Israel y unos cómplices
de su entorno lo envenenaron, algo que el Estado hebreo ha negado siempre.
A unos días
de que el presidente francés, François Hollande, visite Israel y los
Territorios Palestinos, París explicó que los informes médicos eran una
información judicial y que su transmisión dependía del poder judicial, que no
había recibido aún las valoraciones médicas.
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