P. PAZOS
Día
06/11/2013 - 18.38h
Un estudio de
«National Geographic» muestra los efectos de un deshielo total, que supondría
la desaparición de ciudades como Nueva York, Tokio y Londres
Barcelona, el
litoral gallego, la mitad de la isla de Mallorca, el sur de Huelva y la costa
de Cádiz: todo borrado del mapa, sumergido bajo el agua del mar. No es el
escenario de una película de
catástrofes. Es la realidad que proyecta la revista «National
Geographic» para dentro de 5.000 años si el
calentamiento global, en cinco milenios, ha derretido todo el hielo de nuestro
planeta.
«Hay más de
20 millones de kilómetros cúbicos de hielo en la Tierra», explica «National
Geographic». «Si seguimos añadiendo carbono a la atmósfera, muy probablemente
crearemos un planeta sin hielo, con una temperatura media de quizás 27 grados
centígrados, en lugar de los actuales 14».
Para ilustrar
esta proyección, la revista ha desarrollado un mapa interactivo que muestra los efectos de ese deshielo
total. El nivel del mar subiría unos 65 metros, generando nuevas líneas de
costa e, incluso, islas interiores.
En el caso de Europa,
Barcelona sería una de las grandes ciudades que pasarían a estar completamente
anegadas, ante el avance del Mediterráneo, que también habría engullido los
mares Negro y Caspio.Londres y Venecia serían sólo bonitos recuerdos. A
los Países Bajos no les habrían servido de nada sus diques y la mayoría de
Dinamarca se iría también a pique.
En Estados
Unidos, Nueva York, Miami y San Francisco, inundadas. La peor parte, para
Florida, eliminada del mapamundi. Más al sur, el mar se llevaría por delante
Buenos Aires y la costa de Uruguay.
África apenas
perdería su contorno actual pero habría que decir adiós a El Cairo y
Alejandría: todo su patrimonio quedaría sumergido. En Asia, las peores
consecuencias se las llevarían Bangladesh, totalmente anegada, una zona de
China que habitan ahora mismo 600 millones de personas y una buena franja de la
costa de la India. Tokio: desaparecida.
En Australia,
por último, las consecuencias serían nefastas. Observando el mapa no hay una
gran diferencia comparando la silueta actual con el hipotético deshielo. Pero
un dato es clave: cuatro de cada cinco australianos viven en las proximidades
de la costa, lejos de las regiones desérticas que ocupan la mayor parte del
continente.
De vuelta al
Eoceno
Es sólo una
proyección, pero sustentada en datos sólidos. El geoquímico
Gavin Foster, de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, explica que «la
concentración de dióxido de carbono llegará a las mil partes por millón a
finales de siglo». Una cifra que no se alcanzaba en la Tierra desde los inicios
del Eoceno, hace 50 millones de años. ¿Qué ocurría entonces? Que no había
hielo.
5.000 años
es, quizás, un plazo demasiado largo como para despertar las conciencias
necesarias para frenar la escalada de las emisiones contaminantes y el
calentamiento global. Para entonces, si las previsiones no fallan, habremos
dicho adiós a un buen puñado de las ciudades más emblemáticas del planeta.
Aunque no habrá que esperar tanto: los expertos vaticinan que dentro de dos
siglos Nueva York estará plagada de canales. Como Amsterdam, la ciudad de sus
fundadores.
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