ORFEO SUÁREZ Madrid
Actualizado: 09/11/2013
El Madrid más
redondo tiene una boya inequívoca, un acompañante con la especialidad
del último pase y un delantero con la pausa necesaria para dar tiempo a la
estampida de sus dos socios de ataque. Cada futbolista tiene un rol que se
ajusta a su característica, al contrario que en partidos precedentes, cuando el
media punta era el mediocentro y la responsabilidad del gol recaía en el
delantero que menos tiene y a quien más le estresa.
El Madrid más
redondo empezó en Xabi Alonso, escalonó a Modric, dio su espacio y
tiempo a Benzema, y todo ello sin restar ni un ápice de efectividad a
Cristiano, autor de otro 'hat trick'. Son jugadores básicos, pero se trata
también de piezas básicas en la formación de cualquier equipo. Si algo demostró
el partido contra la Real Sociedad es que hasta este Madrid que a veces se
construye como un parque de atracciones es mejor si cumple con una vieja regla
del fútbol: la complementariedad. Por algo en la pretérida denominación de este
deporte se hablaba de 'fútbol asociación'.
Ese trabajo
compete al entrenador y todo indica que el del Madrid perfila poco a poco su
horma. Al contrario, a la Real Sociedad le faltaron rasgos que no sólo son
achacables a la inferioridad, como una defensa poco agresiva y, sobre todo,
aculada sobreBravo. Defender tan cerca de la portería es una temeridad, en
general, pero en el caso de los donostiarras supone un contrasentido con el
juego que llevó a este equipo hasta la élite europea.
Después de
Turín, pese al desgaste del choque, Ancelotti mantuvo a la pareja de
centrales, a los tres centrocampistas y, asimismo, a los atacantes. Cuando
cambió jugadores, combinó el cariño con la ventaja, pero sin traicionar los
roles: Illrramendi por Xabi Alonso,Isco por Khedira y Morata por
Benzema. Sergio Ramos se encontraba lesionado, pero algunas
decisiones dejan ver la preferencia del italiano por los dos anteriores para el
centro. Todo indica que lo veremos más de una vez en el lateral derecho, su
puesto de antaño. El Madrid, dominante y con niveles de posesión desconocidos
desde largo tiempo en el Bernabéu durante la primera parte, padeció poco en
defensa hasta el desenlace.
Desgaste de
la Champions
Tan sólo un
error, ya con ventaja de cuatro goles, y la consecuente relajación, permitieron
a Griezmann dejar un detalle de clase, con su vaselina sobre Diego
López. A partir de ese instante, con el Madrid ya perfilado para la contra,
jugó la Real donde es mejor y demostró que no todo lo que le había pasado en el
primer tiempo estaba en relación con el desgaste de la Champions, una situación
a la que no estaba habituada, como su oponente, o al buen juego del Madrid.
También a su mala disposición, porque había jugado donde era peor, en el
repliegue constante y sin la pelota.
Xabi Alonso
no se retrasó como en Turín, donde el Madrid defendió con un bloque tan bajo en
la primera mitad, que cuando quería protagonizar el despliegue, la acción
ofensiva, estaba a 70 metros de la portería de Buffon. En el Bernabéu
estuvo cerca para superar piezas con sus pases, conectar con Modric, con el que
mezcló muy bien, y dar más libertad a la progresión de Khedira, que encontró
incluso el gol en la llegada al área.
Lo mismo le
sucedió a Benzema, más tranquilo, en busca de su espacio con una inteligencia
que es instinto. Fue como si el francés se pusiera música clásica en los
auriculares mientras sonaban los cañonazos, como si encontrara su compás en
lugar de dejarse arrastrar por la carrera. Hizo un control majestuoso, sutil,
en la izquierda, y pasó a Cristiano, solito en la derecha para fusilar.
Ese flanco fue muy mal cubierto por la defensa dispuesta por Arrasate, muy
mal. Intercambiaron posteriormente los papeles y correpondió el tanto al
francés, cuyo nivel ha dado un salto desde la suplencia y su excelente segunda
parte en el Camp Nou. Encomiable resultó su concentración, como la de Cristiano,
poco antes de una semana clave para el futuro de ambos, dada la repesca que han
de afrontar Francia y Portugal, camino del Mundial.
Un penalti
tan involuntario como claro, por mano de Bergara, y una falta perfilada a
la izquierda, permitieron a Cristiano aumentar su cuenta. Es un futbolista que
nunca da tregua a los demás ni se la da a sí mismo. Empezó con un 'tomahawk' al
larguero y acabó con medio gol ofrecido a Morata. El joven delantero no
cumplió la otra mitad. El portugués insaciable y ejemplar en su entrega sea
cual sea la cita, con 15 goles que lo colocan ya por delante de Diego Costa en
la Liga. Cristiano es siempre Cristiano, en todos sus perfiles, un jugador que
no elige plaza.
Fuente:
Diario El Mundo.es
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