Jinan
(China) (AFP)
La justicia
china confirmó este viernes la pena dictada contra Bo Xilai, exmiembro de la
directiva del Partido Comunista de China (PCCh), después de que él apelara su
condena a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder pronunciada el mes
pasado.
"La
mañana del 25 de octubre, el Tribunal Popular Superior de Shandong (la
provincia donde fue el juicio, ndlr) rechazó el recurso y confirmó la sentencia
de Bo Xilai a cadena perpetua por corrupción, malversación de fondos y abuso de
poder", anunció la agencia oficial de noticias Xinhua en su cuenta Weibo,
el equivalente chino de Twitter.
La
confirmación de la cadena perpetua contra Bo Xilai -una condena decidida al más
alto nivel del Partido Comunista, al que está sometida la justicia china- sella
el destino del más alto dirigente chino llevado ante los tribunales en los
últimos años, en medio de un escándalo político y jurídico que ha sacudido al
régimen.
"Los
hechos establecidos en primera instancia eran claros, y las pruebas eran
concretas y suficientes. Los procedimientos eran conformes con la ley",
dictaminó el tribunal, que añadió que "los argumentos de Bo y sus abogados
(...) carecían de fundamento fáctico y jurídico, por lo que no eran
válidos". "La sentencia es definitiva", agregó la corte, según
el texto leído por el vicepresidente del tribunal, Hou Jianjun, ante la prensa
extranjera unos instantes después de la audiencia.
En las
imágenes de la televisión china CCTV, difundidas en internet, Bo Xilai, de 64
años, se presentó ante la Corte esposado y flanqueado por dos agentes de
policía. Con una sonrisa ligeramente irónica, Bo escuchó el veredicto, antes de
ser llevado fuera del tribunal, ante la mirada de un centenar de personas
presentes en la sala de audiencias.
Cientos de
policías fueron apostados a las afueras del tribunal de Jinan, cuyo acceso no
fue autorizado a la prensa extranjera. Sólo algunos de los órganos de la prensa
oficial tuvieron acceso al recinto. Los comerciantes de los alrededores
tuvieron que cerrar sus tiendas y el tráfico fue interrumpido en las
inmediaciones del tribunal.
Bo Xilai fue
condenado el pasado 22 de septiembre por corrupción, malversación de fondos y
abuso de poder, en particular en el caso del asesinato, cometido por su esposa,
Gu Kailai, del empresario británico Neil Heywood, que Bo habría intentado
cubrir, según la acusación. Además fue declarado culpable de haber recibido
20,4 millones de yuanes (2,5 millones de euros) en sobornos, y todos sus bienes
fueron confiscados.
Ambicioso y
carismático, percibido un tiempo como rival del actual presidente chino, Xi
Jinping, este exministro de Comercio asumió en 2007 la dirección de la inmensa
metrópolis de Chongqing (suroeste), que consiguió transformar en un polo
económico de peso.
Allí destacó
con una campaña de rehabilitación de los valores maoístas más 'retro' y con una
violenta represión so pretexto de luchar contra las 'mafias', que se saldó con
cerca de 5.000 encarcelamientos, muchos de empresarios privados.
Su caída el
año pasado fue provocada por la deserción de su brazo derecho, Wang Lijun, el
jefe de policía de Chongqing. Enemistado con su patrón, el 'superpolicía' pidió
en vano asilo político en el Consulado de Estados Unidos en Chengdu, capital de
Sichuan.
Entre otras
cosas, Wang reveló que el empresario británico Heywood fue asesinado por la
esposa de Bo Xilai, Gu Kailai. La brillante abogada, que habría actuado por
motivos financieros y para "proteger" al hijo de la pareja, fue
condenada el año pasado a cadena perpetua.
Al aceptar
el recurso en apelación de Bo a principios de octubre, el régimen -que no había
experimentado tal escándalo político y jurídico desde el final de la revolución
cultural (1966-1976)- quiso protegerse de las críticas sobre el carácter
político de este juicio.
Bo Xilai
confirmó su fuerte temperamento a lo largo de los cinco días de audiencia en
agosto, encarándose con los jueces y acusadores, negando en bloque la práctica
totalidad de los hechos de corrupción reprochados, tratando de "loca"
y "mentirosa" a su esposa -que declaró contra él en un vídeo- y
calificando a Wang Lijun, su exbrazo derecho, de personaje "vil".
En la prisión
en la que vivirá hasta el fin de sus días en Qinsheng, al norte de Pekín,
reservada a la elite comunista, la ex-estrella del partido recibirá un trato
digno de un hotel de lujo, aunque estará bajo la vigilancia constante de los
agentes del régimen. Bo Xilai es el líder chino de más alto rango enviado a la
cárcel desde la condena en 1998 del ex-alcalde de Pekín, Chen Xitong, y la del
alcalde de Shanghai, Chen Liangyu, en 2008, ambos por corrupción.
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