El presidente de Estados Unidos responsabiliza al partido en
la oposición de secuestrar el Congreso para satisfacer su agenda política
Una vez más –y la cuenta empieza a ser difícil de seguir-,
el presidente de Estados Unidos se ha visto forzado a comparecer para recordar
a los legisladores del Capitolio que el futuro de la economía nacional e
internacional está en sus manos. Secuestrado por la voluntad reaccionaria del
Tea Party, el Congreso es incapaz de llegar a una acuerdo que impida que el
próximo martes se paralicen los servicios públicos y el Gobierno entre en
suspensión de pagos.
El presidente pidió al Congreso que actúe con
responsabilidad y cumpla con sus funciones, que basicamente son dos: aprobar el
presupuesto y pagar las facturas del país. No hacerlo supondrá que la economía nacional entre en crisis debido al primer
supuesto –fecha límite el 1 de octubre- y “el mundo entero” sufra las
consecuencias si se cumple el segundo –el techo de la deuda tiene su caducidad
el 17 de octubre-.
No aumentar el techo de la deuda “tendrá un efecto
profundamente desestabilizador en la economía entera, en la economía mundial,
porque América es el referente de la inversión mundial”, ha proseguido Obama
desde la sala de prensa de la Casa Blanca. “El dólar es la moneda de reserva.
La deuda que establece el Tesoro es la base de nuestro mercado de capitales.
Por eso no se juega con estas cosas”, ha advertido el mandatario.
Obama ha recordado al Partido Republicano que la suspensión
de pagos de la Administración afecta “a gente real”, incluida su propia
plantilla, o a las tropas que están desplegadas en el extranjero, que no
cobrarán su cheque mensual. El mandatario ha puesto todo el peso de la culpa en
los republicanos, a quienes ha advertido que fracasarán si pretenden seguir
ejerciendo el chantaje de negociar asuntos económicos vitales para la nación a
través de perjudicar la reforma sanitaria. “No va a suceder”, ha dejado claro –de nuevo- el presidente,que
ha insistido en que no aceptará ninguna ley que suponga tocar esa norma.
Tenemos que romper el ciclo. Mi mensaje al Congreso es este: no cierren
el Gobierno. No cercenen la economía. Aprueben el presupuesto a tiempo. Paguen
las facturas a tiempo. Piensen de nuevo en cuáles son las verdaderas
preocupaciones del pueblo americano”
Tras asegurar que está
dispuesto a trabajar con todo aquel que quiera mantener una conversación seria
sobre el futuro fiscal de EE UU –incluso tomando decisiones difíciles que no
gustan en las filas de su partido-, el presidente ha dicho que lo que de ninguna
manera va a tolerar es dinamitar la propia economía solo para que otros saquen
réditos políticos.
“Nadie puede amenazar la imagen y el crédito de Estados
Unidos para beneficio propio. Nadie puede dañar nuestra economía y la de
millones de personas inocentes solo porque hay un par de leyes que no le
gustan”, ha declarado el mandatario. Obama ha recordado que no hay precedente
en el pasado de algo semejante y que no se va a empezar ahora.
A Obama se le veía molesto, irritado. Con tono doctoral ha
explicado ante qué escenarios está el país y en estilo directo ha recomendado a
los republicanos que lo único que hay que tienen que hacer es aprobar el
presupuesto y pagar las deudas. A punto de concluir su alocución, el presidente
ha recordado que, para colmo, de lo que se habla es de una solución para solo
unos meses, porque la conocida como Resolución de Continuidad (CR, en las
siglas que tanto gustan a los estadounidenses) solo evita el cierre del
Gobierno por una pequeña temporada, así que en breve se repetirá la secuencia.
“Tenemos que romper el ciclo. Mi mensaje al Congreso es este: no cierren el
Gobierno. No cercenen la economía. Aprueben el presupuesto a tiempo. Paguen las
facturas a tiempo. Piensen de nuevo en cuáles son las verdaderas preocupaciones
del pueblo americano”, ha finalizado Obama.
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