La presidenta de Argentina arremete contra 'Clarín' y 'La
Nación' por sus artículos sobre la vestimenta que lució en la inauguración de
un centro
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, acudió el
viernes pasado al municipio bonaerense de Ezeiza con motivo de la inauguración
de un centro recreativo. Quiso imprimir a su discurso un
valor simbólico: “Esto fue inaugurado en enero 1950; había sido pensado por
Evita. Evita no estuvo en la inauguración, lo inauguró Perón y luego del golpe
de Estado que derrocara a Perón [1955] esto cayó en el olvido, es más, hubo
intentos de privatización en los años 90 que fueron detenidos afortunadamente,
y esto había caído en el olvido. Y Alicia [Kirchner, cuñada de Cristina
Fernández] empezó a trabajar. ¿Cuánto hace Alicia, 4 años? ¡Ah! 2008. Pero ya
Néstor [Kirchner] le había dicho cómo tenía que hacerlo, como siempre, y
entonces comenzó a trabajar en el año 2008 para recuperar esto donde hoy”.
Fernández, quien se encuentra en plena vorágine electoral
con la vista enfocada en los comicios legislativos del 27 de octubre, no
escatimó cifras para ensalzar la labor de su Gobierno. Dijo que a ese “lugar
maravilloso” acuden unas 100.000 personas los fines de semana, que se han
recuperado 450 hectáreas arboladas; explicó que también se había inaugurado el
Centro de Convenciones Néstor Kirchner, con la madera de los árboles derribado
y capacidad para 3.000 personas. Pero todo su discurso quedó perdido en las
redes ante el marasmo de comentarios que suscitó la vestimenta con la que
acudió al acto: unas calzas -o mallas o leggins- negras. En Twitter
proliferaron de inmediato etiquetas como KirchnerismoEnCalza o CalzasForever ,
repletas de frases soeces y de un machismo recalcitrante.
El diario La Nación pidió opinión sobre las calzas
a Karina Vilella, una asesora de imagen con empresa propia:
"Eso no es un vestuario protocolar. Mucho menos para una primera mandataria
(…) Las calzas son tan informales como los jeans, joggings o shorts.
(…) Es un error importante considerar que la informalidad acerca. Muy por el
contrario. La representación de la investidura presidencial habla y pide una
formalidad que no se puede perder durante todo el tiempo de gestión".
Por su parte, Clarín, el diario de mayor difusión de
Argentina, enfrentado al Gobierno de Fernández, publicó en la sección Política
de su versión digital un artículo con
el siguiente texto: “Con una camisa apenas pasando la cintura, la presidente de
la Nación se animó a experimentar con este diseño, que si bien suele ser muy
sentador (afina la figura como no lo hace ningún pantalón), tiene sus
exigencias. Cristina las pasó por alto. No importa: seguramente, en la próxima
podrá hacer los ajustes para que le queden mejor, mirándose al espejo,
recordando su investidura y pensándolo dos veces: ¿en lugar de una calza tan al
cuerpo no sería más coherente un chupín, su variante más holgada? ¿Y si en
lugar de una camisa corta elijo una que tape adecuadamente la cadera? Porque si
bien la moda no incomoda y ya casi no tiene edad,hay una regla que se mantiene,
la prudencia”.
El sábado, la edición impresa del periódico se mostraba más
condescendiente en otro artículo titulado Y un día
irrumpieron las calzas: “Las calzas (o leggins) que exhibió la
Presidenta obligaron también a hablar de la figura de su cuerpo. Las más
observadoras destacaron la buena forma de las piernas de una mujer de 60 años.
Y de su cuerpo en general. ‘Está más flaca’, se dijo en las redes sociales. Es
que no se habló de otra cosa desde que aparecieron las primeras imágenes. En
territorios habitualmente tajantes, como Twitter y Facebook, donde los juicios,
a favor y sobre todo en contra, suelen ser inapelables, Cristina cosechó más
elogios que críticas. Las más detallistas, apostaban al efecto de una cirugía.
Otras, de un ‘short contenedor’, que ayuda a tornear las piernas. Los más
audaces, hablaron del 'voto calza'. Todo vale”.
Para Cristina Fernández, sin embargo, no todo vale. El
domingo criticó en Twitter el uso que habían hecho los diarios Clarín y La
Nación del tema: "Otra vez Nación y Clarín, más
impresentables que nunca. Ahora las calzas. Antes que me ponía ropa de marca.
Ahora calzas y el protocolo". "¿Tanto lío por unas calzas?, se
pregunta la mandataria en la red social. "Para nada, el objetivo era otro,
claramente, había que hablar de las calzas ..."Y no de la formidable
reconstrucción de un icono del Peronismo (…)”."Como verás, al desánimo, la
mentira y el ocultamiento, le agregaron la pavada, por no decir otra cosa”.
“Calzas y risas. No está nada mal. Vade retro estupidez".
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