Sábado
27 de junio de 2015 – 09:10 PM
Rev.
Dr. Israel Romero Puerto, Juris Doctor (Jurista Internacional), PhD
israel09r@yahoo.com
Después
de estudiar el testimonio de María Auxiliadora Sierra, y lo testificado por la
mujer/marera que sirvió de enlace entre los sicarios y quienes pagaron por la
muerte del ex-fiscal Edwin Eguigure, las conclusiones confirman lo escrito
anteriormente.
Hicimos un sicoanálisis al testimonio
de la viuda, quien es fiscal, y nos indica que ella prácticamente estaba
recitando un script, por lo tanto, es falso. El sicoanálisis de lo declarado
por la enlace/marera/MS, arroja que es verídico.
La viuda dice que estaba muerta de
miedo, pero recuerda y describe totalmente al sicario que mató a su esposo,
dando detalles de la apariencia física del hechor y de la forma en que ejecutó
a su marido. Testificó que recuerda al sicario que le apuntaba con una pistola
a ella, afirmando que “era marero” porque reunía las características del perfil
de un marero, especialmente las cejas, que son depiladas como las de un marero.
Lo que descubre que la viuda miente es que un marero no se identifica por sus
cejas.
Físicamente un marero sicario se identifica por su aplomo, presteza y
seguridad para ejecutar su trabajo sin decir que vienen a matarte o robarte,
por el semblante tosco, por sus tatuajes y –especialmente- no deja
sobrevivientes que presenciaron el crimen. Kevin no reúne el profile de un
marero sicario. Es todo lo contrario, es llorón. Los mareros sicarios no
lloran, aunque los capturen y condenen a muchos años de cárcel. Confesó que
Kevin no mató a su esposo, ni contribuyó físicamente al asesinato, coincidiendo
con el testimonio de la enlace y los tres sicarios.
Ella y sus dos niños fueron dejados
vivos –según ella- porque el arma de quien le apuntaba a ella falló. Pero
asegura que el arma con la que mataron a su esposo si funcionó. Con esa arma
pudieron haberla matado a ella también. Ella y los niños están vivos porque eso
era parte del contrato. Testificó que ella les decía “así no lo haga, así no,”
cuando acuchillaban a Eguigure. Eso significa que así no era el contrato. Que
debían matarlo sin saña.
La enlace testificó que el contratista
llevó a Equigure para que los matones lo conocieran, sin que la víctima lo
supiera. Después lo siguieron para conocer donde vivía. La enlace dijo que el
primer abono de Lps. 600,000 se lo entregó una mujer bien vestida, tipo abogada
(la viuda es abogada y fiscal). Los otros Lps. 600,000 -para completar el
contrato de Lps. 1,200,000- los entregó el contratista. El contratista y la
víctima eran “amigos” porque llegaron juntos a comer al restaurante donde
trabajaba la enlace.
Después de analizar sicológicamente los
dos testimonios, no nos sorprende que no hayan más arrestos en este caso. La
viuda testifica que una mujer conocida de ella se bajó de un carro negro
Mitsubishi. Además, testifica que el motorista del carro retrocedió y le dijo
que sentía mucho lo ocurrido. Dice que después vio de nuevo al motorista. La
enlace ya testificó. También lo hicieron los tres sicarios. Saben los nombres
de los autores intelectuales, autores materiales, y de otros testigos,
incluyendo al amigo de Kevin que le dio jalón el 11 de enero de 2014, a las
5:30 AM.
El hecho ocurrió –según el testimonio de la viuda- entre las 6:00 y
6:30 AM. Era imposible que Kevin estuviera en el lugar de los hechos, y es
imposible creer que no tengan a nadie más en este proceso criminal. A los 3
sicarios y la enlace los capturaron -dizque “por cobrar soborno”- el mismo día
del segundo pago con los Lps.600,000. El reporte policial dice que les
decomisaron Lps.600.
CONCLUSION. Los dos testimonios
analizados, y la actitud del Ministerio Público, solo confirman nuestra teoría
que a Eguigure le aplicaron Código Rojo. Jesucristo dice: “¿Y los otros nueve
(testigos) dónde están? (Lucas 17:17)