Fuente: En Alta Voz
El Proyecto Agropecuario Nacional (PAN) tenía metas
ambiciosas para ayudar a sacar de la pobreza a miles de pequeños agricultores,
muchos de ellos indígenas, y para esto ejecutó 144.5 millones de lempiras (5.7
millones de dólares) en los últimos 10 años, pero los objetivos no solo no se
cumplieron, sino que además, en el marco de una investigación periodística de
En Alta Voz en alianza con CONNECTAS, se encontraron una serie de
irregularidades. Por ejemplo, la mayoría de los proyectos no cuentan con facturas
de respaldo y hay expedientes que no se encuentran.
De igual manera, hay informes de ejecución de proyectos en
distintos puntos del país que utilizaron las mismas fotografías como
justificación y por lo menos hay un caso de un campesino que asegura que recibió
recursos para realizar un cultivo de tilapia que no había pedido, aceptó el
financiamiento y luego los fondos fueron desviados, pero en los documentos
oficiales figura él como quien lo desarrolló.
Una organización indígena asegura que no conoce nada de la
realización de este proyecto, ni a qué empresas habrá beneficiado, mientras que
un dirigente campesino señala que “se comieron el PAN y no nos dimos cuenta”.
Todos los días, a las 5:30 de la mañana, Rafael Sagastume
comienza a trabajar en un cultivo de frijol en menos de una hectárea que
alquila por 800 lempiras mensuales (unos 32 dólares) en el sector de El Ocote,
en el municipio de Santa Bárbara, tras haber perdido dos cosechas de maíz por
la sequía.
“Yo sembré 35 libras de frijol y espero cosechar unos ocho
quintales”, cuenta Sagastume, quien prevé obtener 8 mil lempiras (320 dólares)
por la venta que hará de la producción en esa jurisdicción ubicada en el
occidente de Honduras, a 204 kilómetros de la capital.
El agricultor de 50 años dijo que no sabía cuánto había
invertido porque las semillas se las regaló un amigo y los fertilizantes los
adquirió al crédito. Con tierras de vocación agrícola, un clima tropical de
sabana y en cuyas entrañas se encuentra la mina El Mochito, el yacimiento de
oro y plata más grande de Centroamérica, Santa Bárbara pareciera brindar muchas
oportunidades para que campesinos como Rafael Sagastume puedan cultivar.
Pero Sagastume es uno de los 450 mil pequeños
productores que en su mayoría no tiene acceso a préstamos bancarios, según
datos de organizaciones agrícolas.
Por eso, este campesino debió haber sido uno de los
beneficiados con financiamiento para siembra mediante una iniciativa del
Instituto Nacional Agrícola (INA) llamada Proyecto Producción Agropecuaria
Nacional en Apoyo al Sector Reformado Comunidades Indígenas y Afrohondureñas
(PAN); pero asegura que ni siquiera ha escuchado de ese programa.
“Nunca he sacado (un crédito) porque como vivo solo para el
gasto (subsistencia), cuando sobra algo, lo vendo”, indicó.
En Honduras, 6 de cada 10 hondureños viven en zonas rurales,
en donde el ingreso mensual es de 1.424 lempiras (unos 57 dólares), o lo que es
lo mismo 47 lempiras (1,9 dólares) al día, según un informe de la Comisión
Técnica de Medición de la Pobreza por Ingresos que patrocinó el Banco
Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe.
En 2010, cuando se estaba estructurando el PAN, de todas las mypes agrícolas únicamente el 40% recibieron préstamos para sus cultivos. Las principales fuentes de financiamiento fueron: las cooperativas y asociaciones (25%), los parientes o amigos (18%) y los bancos privados (15%).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario