17/08/2017
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, afirmó este
jueves que no habrá guerra en la península de Corea debido a que Corea del Sur
tiene un poder de veto frente a las acciones militares estadounidenses.
"Voy a impedir la guerra a toda costa",
indicó Moon en una rueda de prensa con ocasión de sus primeros 100 días de
mandato.
"Quiero que todos los surcoreanos crean con
confianza en que no va a haber una guerra", aseguró ante los periodistas.
La tensión había subido a un nivel máximo después de
las amenazas de Pyongyang de atacar zonas cercanas a la isla de Guam, una base
estadounidense en el océano Pacífico.
El presidente estadounidense, Donald Trump, había
advertido de que su país respondería con "fuego e ira" a eventuales
amenazas norcoreanas.
Sin embargo, la alarma mundial comenzó a distenderse
el martes, después de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, se distanciara del
plan, aunque advirtió de que podría cambiar de opinión.
Es "necesario que Estados Unidos tome la opción
correcta", declaró Kim.
Las encendidas declaraciones habían alimentado los
temores a que cualquier error de cálculo tuviera consecuencias catastróficas.
En su declaración, Moon señaló que Seúl puede bloquear
cualquier acción militar de Estados Unidos en la zona.
"Nadie puede tomar una decisión sobre acciones
militares en la península coreana sin nuestra autorización", dijo el
presidente surcoreano.
Estados Unidos y el presidente Trump están de acuerdo
en que "cualesquiera sea la decisión" sobre Corea del Norte "sólo
se adoptará después de haber consultado a Corea del Sur y obtenido su
acuerdo", agregó.
"Todos los surcoreanos han trabajado duro para
reconstruir este país desde las ruinas de la Guerra de Corea", dijo Moon.
"No podemos perder todo en una nueva guerra", afirmó.
- Línea roja -
Moon, que visitó Washington a finales de junio,
declinó criticar la retórica de Trump hacia Pyongyang.
"El presidente Trump está tratando de presionar a
Corea del Norte mostrando una resolución firme", dijo. "Yo no creo
que él esté tratando de mostrar una voluntad de lanzar una acción
militar", agregó.
En el pasado, Moon, un exactivista por los derechos
humanos, había urgido a que se lograse un compromiso con el Norte para volver a
la mesa de negociaciones.
Las negociaciones iniciadas tras la retirada en 2003
de Pyongyang del tratado de no proliferación nuclear, están actualmente en
suspenso.
La postura de Moon de buscar diálogo de forma paralela
a las sanciones contra Pyongyang generó preocupaciones de que pudiera generar
divisiones con Washington.
Sin embargo, sus gestos conciliadores desde su llegada
a la presidencia han caído en saco roto y Moon ha restado importancia a la
urgencia de abrir un diálogo.
"No creo que debamos apresurarnos", dijo, y
explicó que para que las conversaciones tengan lugar, "tiene que haber una
garantía de que van a tener un resultado fructífero".
Para Moon, antes de que Seúl considere enviar un
delegado a Pyongyang, "Corea del Norte tiene primero que terminar con las
provocaciones adicionales para crear una ambiente de diálogo".
"La línea roja sería que Corea del Norte
completara su misil balístico ICBM intercontinental y que lo montara con una
ojiva nuclear convirtiéndolo en un arma", señaló.
"Si Corea del Norte lanza otra provocación, va a
enfrentarse a sanciones aún más duras y no va a poder sobrevivir. Me gustaría
advertirle a Corea del Norte de que pare con este juego peligroso",
agregó.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, incluyendo
Pekín, miembro permanente del mismo, aprobó el 5 de agosto nuevas sanciones
(por séptima vez) contra Corea del Norte, unas medidas que podrían costarle al
régimen norcoreano unos 1.000 millones de dólares anuales.
Estas sanciones, propuestas por Estados Unidos, fueron
impuestas en respuesta a los lanzamientos de dos misiles intercontinentales
norcoreanos el mes pasado, que podrían alcanzar, según Pyongyang, territorio
estadounidense. AFP