Domingo 30
de abril de 2017
Melania
Trump llegó con su marido, el presidente Donald Trump, a la Casa Blanca el
pasado 20 de enero, pero en sus primeros 100 días como primera dama de EE.UU.
apenas la ha vuelto a pisar, sigue viviendo en Nueva York con su hijo y sus
apariciones públicas han sido muy escasas y protocolarias.
Tampoco se
anticipa que vaya a ser una primera dama muy activa cuando se mude a la
residencia presidencial ubicada en la Avenida Pensilvania de Washington, algo
que piensa hacer cuando Barron, su único hijo, termine el actual curso escolar.
La exmodelo
eslovena, que esta semana cumplió 47 años, "es aparentemente una persona
muy privada que no tiene mucho interés en la política", comenta a Efe
Katherine Jellison, de la Universidad de Ohio y especialista en estudios sobre
las primeras damas de EE.UU.
"Mi
sensación es que seguirá siendo una primera dama de perfil bajo incluso después
de mudarse a la Casa Blanca", agregó Jellison.
Myra Gutin,
profesora de la Universidad Rider y experta en el papel de las primeras damas
en EE.UU., dijo a Efe que también duda de que Melania Trump tenga un rol
"activo" en el futuro en la Casa Blanca si se compara con lo que
hicieron predecesoras como Michelle Obama o Laura Bush.
En sus
primeros 100 días como primera dama, el acto más significativo en el que ha
participado se celebró a finales de marzo en el Departamento de Estado, donde
Melania Trump prometió que EE.UU. estará "vigilando" a aquellas
naciones que no hagan lo suficiente para proteger los derechos de las mujeres y
luchar contra la violencia de género.
Fue durante
una gala para reconocer la labor de trece "mujeres valientes" de
diferentes países y allí, con un elegante vestido blanco, la esposa de Trump
pronunció un discurso de apenas diez minutos.
Sus otras
escasas apariciones sin su marido han incluido una visita en febrero al Museo
de Historia y Cultura Afroamericana de Washington junto a Sara Netanyahu, la
esposa del primer ministro israelí, y un encuentro con niños en un hospital de
Nueva York, donde leyó a los pequeños un libro del Dr. Seuss.
En compañía
del presidente sí se ha dejado ver en más ocasiones, recientemente en la
tradicional carrera de huevos de Pascua en la Casa Blanca, visitando a soldados
heridos en un hospital militar a las afueras de Washington, en el reconocimiento
al Maestro del Año o en el recibimiento al presidente argentino, Mauricio
Macri, y su esposa, Juliana Awada.
Además,
normalmente Melania se ha desplazado a Mar-a-Lago (Florida) cuando el
presidente ha decidido pasar el fin de semana en la mansión que tiene allí y
que ya es conocida como "la Casa Blanca de invierno".
Cada vez que
la exmodelo se deja ver, su estilo es el centro de las miradas y comentarios.
Para el día
de la investidura, Melania Trump optó por un vestido clásico azul cielo de
Ralph Lauren que le deparó halagos y comparaciones con el glamour de Jacqueline
Kennedy, frente al poco acierto de esta semana en la recepción al matrimonio
Macri, en la que llevó un traje de falda verde militar con bolsillos nada
favorecedores en la chaqueta.
De negro y
con el pelo suelto acudió a presenciar desde el palco el primer discurso de su
marido ante el Congreso y así aparece también en su primer retrato fotográfico
oficial, publicado en la web de la Casa Blanca este mes junto a una breve
biografía.
Melania
Trump "se preocupa profundamente por los asuntos que afectan a las mujeres
y los niños, y ha centrado su plataforma como primera dama en el problema del
acoso cibernético entre nuestros jóvenes", resume esa biografía.
Gutin
recuerda a Efe que, durante la campaña electoral, Melania ya anticipó que
estaba "interesada" en combatir el acoso cibernético y asegura que
ese asunto es el único en el que la ve "aconsejando al presidente"
una vez se mude a la Casa Blanca.
Cuando eso
ocurra, Melania Trump asistirá a eventos públicos de diverso tipo "con más
frecuencia, pero no la veo dando muchos discursos o ese tipo de cosas",
vaticina Jellison.
Esta experta
de la Universidad de Ohio tampoco visualiza a la primera dama aconsejando o
discrepando con su marido sobre temas políticos, aunque sí dándole
recomendaciones "en términos de estilo", como que no tuitee tanto o
recuerde ponerse la mano sobre el corazón al escuchar el himno estadounidense.
Miriam
Burgués